México es un país con vocación biotecnológica tradicional y es uno de los territorios que ha realizado mayores aportaciones en este campo. Sin embargo, al tratarse de un país emergente tiene poca capacidad científica.
Existen pocos estudiantes que deciden formarse en biotecnología y ciencias agrícolas, por lo que se hace necesaria la presencia de científicos y empresarios dispuestos a invertir en este sector en crecimiento.
Las spin-off se han convertido en la oportunidad perfecta para introducirse en este campo. Estas iniciativas empresariales tienen un gran potencial, ya que se tratan de proyecto innovadores promovidos por investigadores y estudiantes universitarios.
Son evidentes las necesidades de capital humano y empleo, que puedan aportar valor y conocimientos a un campo científico con mucha proyección pero con falta de talento.
Fuente: CONACYT